“¿Cómo es posible que no pueda
comer pescado acá, al ladito del río Cauca? Pero la verdad es que por salud es
mejor no comer pescado en Caucasia”, expresa con indignación Jorge Eliécer
Rivera, sociólogo director del Jardín Hidrobotánico de este municipio. Se trata
de una reserva de siete hectáreas abierta al público, donde se hace
investigación medioambiental e incidencia en política, para concientizar a los
pobladores de esta región, que es una de las más afectadas por la minería.
Foto Bibiana Ramírez – Agencia Prensa Rural. |
Caucasia es el centro de la
subregión del Bajo Cauca antioqueño, conformada además por los municipios de El
Bagre, Tarazá, Cáceres, Nechí y Zaragoza, territorios ubicados sobre la cuenca
de los ríos Cauca y Nechí, en las estribaciones de la Cordillera Central. La
región está afectada por la presencia de mercurio en las aguas como residuo de
la minería de oro que prolifera en la zona. Según Rivera, la cantidad de
mercurio máxima permitida en el tejido de los peces para el consumo sano es de
5 partes por millón y aquí se encuentran hasta 20 partes por encima del nivel
permitido.
La intoxicación por mercurio se
conoce como enfermedad de Minamata, a raíz de los vertimientos nocivos de la
petroquímica Chisso, en la bahía japonesa del mismo nombre hacia 1950. Se hizo
tristemente célebre por los daños neurológicos causados a cerca de 4 mil
personas: ceguera, malformación fetal, parálisis y muerte por consumo de
pescado contaminado, son algunos de los efectos de tener contacto con esta
nociva sustancia.
Sin embargo, “en Caucasia uno
habla con los mineros y pescadores sobre los riesgos del mercurio y muchos
responden: a mí no me pasa nada; yo he sido minero toda la vida; mejor muerto
contaminado que de hambre. Lo único que les hace pensar dos veces es la
advertencia de que el mercurio puede causar impotencia sexual”, agrega Rivera,
quien advierte las dificultades para adelantar planes de prevención sobre esta
problemática.
En Colombia, la Ley 1658 de 2013
reglamenta el uso del mercurio en la industria, con la meta de erradicarlo en
2018. “Es una ley ilusoria”, señala Rivera, y añade: “La estructura de atención
de la salud no les presta atención a estos casos de salud pública porque esta
no genera recursos sino que los demanda”. El mercurio en la región ya se ha
rastreado en la atmósfera, en cultivos de arroz, en los pastos de ganado y en
especies vegetales.
El momento del “y ahora qué”
La del mercurio es una de las
llamadas “violencias invisibles”, promesa de mala vida y muerte, especialmente
para las poblaciones más vulnerables. “La construcción de paz no puede olvidar
estas formas de violencia, cuya única solución es una población informada”,
detalla Rivera.
Caucasia tiene una posición
estratégica como puerta de la región Caribe al interior del país. Además de su
crisis ambiental por la minería, su desarrollo se ha frenado por ser epicentro
del desplazamiento forzado, la ocupación informal, el mal uso de los humedales
(es la región con más aguas subterráneas de Antioquia) y el asentamiento de
grupos armados que encontraron en la ausencia estatal un perfecto escenario
para arraigarse.
Ante este escenario, una poderosa
herramienta de transformación viene surgiendo silenciosamente: el poder de la
información para transformar mentalidades y dar paso a la construcción de paz.
Esto lo tiene claro Eliana Andrea Hernández, directora de la Emisora Cultural
de la Universidad de Antioquia en Caucasia, un sistema de radio educativa y
cultural con alcance en el Bajo Cauca y el sur de Córdoba, en el dial 96.3 FM.
Su programación versa sobre temas académicos, problemáticas sociales, noticias,
opinión o cultural. La magia es hecha en el pequeño estudio ubicado en las
instalaciones de la Universidad de Antioquia.
“Llegué en el 2011 con un poquito
de prevención por los antecedentes del conflicto armado. Me decían que yo era
muy ‘paisa’ y esta es una región híbrida; es el toquecito caribe en Antioquia.
Son los ‘chilapos’ o anfibios, permeados por la cultura del río, descendientes
de sabaneros de Córdoba, de Sucre, del sur de Bolívar, y también muchos
llegados del interior”, explica Hernández.
“Creo que fue en buen momento; la
violencia dura había terminado en 2010. Era entonces el momento del ‘y ahora
qué’. La región tiene una dinámica maravillosa. Hay deportes, fiestas, cultura;
es un tremendo reto para las diferentes administraciones municipales para poder
saldar la deuda histórica y ver cómo reconstruimos el territorio”, destaca
Eliana.
Demócrito y Chanchullo
Eliana asistió a reuniones
informativas sobre el proceso de paz, organizadas por el proyecto Diálogos y
Capacidades para la Paz Territorial, impulsado por la Oficina del Alto
Comisionado para la Paz. Sostiene que estaba prevenida porque no quería
sentirse en campaña política sino encontrar información imparcial para la
emisora, y poder dar cuenta de iniciativas del Gobierno para descubrir y
fortalecer iniciativas de construcción de paz en regiones altamente afectadas
por el conflicto.
“En este taller participaban
colectivos de comunicaciones, teatreros, organizaciones sociales, las casas de
cultura, la iglesia, en fin, personas e instituciones diversas. Fue muy
divertido, porque la pedagogía para la participación se hace con juegos de
roles y humor. Entonces estaba por ejemplo don Demócrito, personaje que
invitaba al voto informado, y don Chanchullo, siempre con la mano en el
bolsillo para solucionarlo todo. Entonces se me ocurrió hacer una especie de
reality a través de la emisora. Aún no ha salido al aire, pero lo hemos venido
trabajando en el marco de este proyecto”.
La idea de Eliana, de Jorge
Eliécer y de todos los que trabajan por el desarrollo del Bajo Cauca antioqueño
es que la gente se empodere de su región, haga prevención y exija sus derechos,
más en este momento cuando la implementación del Acuerdo de Paz se abre paso en
los territorios.
*Aliados de Diálogos y
Capacidades para la Paz Territorial en el Bajo Cauca antioqueño: Jardín
Hidrobotánico de Caucasia. Pacto por la Paz del Bajo Cauca. Instituto Popular
de Capacitación (IPC). PNUD.